Cuestiones
de autonomía
Determinadas
razones históricas, que se gestan en Europa en el siglo XVI y rematan en el
XVIII, van apuntalando el proceso diferenciador de las prácticas culturales y remarcando
sus particularidades. Este proceso alcanza su punto más alto después de la Revolución Industrial ,
cuando el artista, apartado de la producción, adquiere independencia y
genialidad y su obra se convierte en objeto único. Uno de los desafíos más
arduos que tiene hoy la teoría del arte está dado por la necesidad de reconocer
la especificidad de reconocer del momento estético formal sin olvidar las
condiciones concretas de su producción. En ese sentido, el concepto de autonomía condicionada puede servir para
resguardar ese momento sin ceder a reduccionismos esteticistas que lo aíslen de
sus determinaciones históricas y borren las marcas de su producción material.
En los
dominios de la cultura popular se vuelve mucho más difícil circunscribir un
ámbito propio para lo perceptivo formal. Pero esa dificultad no impide
identificar, seccionar conceptualmente, operaciones estéticas, aunque se
encuentren ellas confundidas con los contenidos y funciones sociales a los que
atienden. En este caso, el estudio de la especificidad de las formas artísticas
exigirá readaptaciones metodológicas que consideren el peso de aquellos
contenidos y funciones en la configuración de estas formas. Se trata de un peso
importante: la creación colectiva (propia del arte popular) depende de sus
circunstancias históricas mucho más que el arte entendido como arte individual,
por eso, las formas de aquélla, sujeta a los códigos sociales, son menos
flexibles que las otras.
Por eso,
aunque pueda localizarse un nivel estético -mediante un recorte metodológico en
gran parte arbitrario- será imposible desprenderlo limpiamente del trasfondo de
sus condiciones sociales; el mismo estará inevitablemente contaminado con otros
fines, arrastrará los residuos de otras funciones.
La asignación
de “artisticidad” de ciertos fenómenos no depende, por lo tanto, de cualidades
inherentes suyas, sino de la perspectiva desde la cual cada cultura los enfoca
y de criterios basados en convicciones históricas contingentes.

Una de las
salidas que se le presenta hoy al cuestionado término arte está dada,
precisamente, por su posibilidad de rebasar los límites impuestos por el modelo
moderno y abrirse a las maneras diferentes de fundar mundo a través de la
forma.
Ticio
Escobar
El mito del arte y el mito del pueblo.
Cuestiones sobre el arte popular. Ediciones Metales Pesados, 2008