viernes, 6 de mayo de 2011

Estilo: Romántico


Románico (arte y arquitectura), estilo artístico que floreció en Europa desde aproximadamente el año 1000 d.C. hasta la aparición, en la segunda mitad del siglo XII, del estilo gótico Se desarrolló principalmente en el campo de la arquitectura, aunque también se aplicó a la escultura, la pintura y las artes decorativas.
Desde el siglo V, la Iglesia, único vínculo supranacional que agrupaba a los Estados cristianos de Europa occidental, había contribuido a la difusión de la cultura clásica desde su centro en Roma. Las tradiciones romanas se conservaron en otras regiones fuera de Italia, como en el valle del río Mosa, que había sido romanizado mucho tiempo antes de la caída del Imperio, y en Provenza, en la Francia meridional. Esto, unido en ciertas zonas a la influencia del arte bizantino y a los estilos prerrománicos locales, dio lugar en Europa a lo que se conoce por nombre genérico de románico, que quiere decir ‘a la manera de los romanos’.
La escultura a pequeña escala en marfil, bronce y oro de la época prerrománica estuvo influenciada por el arte paleocristiano y bizantino. Adoptaron también otros elementos de los diferentes estilos locales de Oriente Próximo, conocidos a través de la importación de manuscritos miniados, eboraria, orfebrería, cerámica y tejidos. Los motivos originados en los pueblos nómadas, como las figuras grotescas del bestiario y los diseños geométricos entrelazados, fueron muy importantes, sobre todo en las regiones del norte de los Alpes. Entre las obras escultóricas más excepcionales del periodo se encuentran los marfiles ejecutados por el monje Tutilo en el siglo IX en el monasterio de Saint-Gall (Suiza) y los realizados en los talleres de Reims (Francia).
En el periodo prerrománico es muy raro encontrar escultura monumental independiente de un contexto arquitectónico. La mayor parte de la escultura románica estuvo integrada en la propia arquitectura, y tuvo una doble función estructural y decorativa. Así, las esculturas románicas integran el conjunto de la arquitectura religiosa. Los mejores trabajos se realizaron en Hildesheim (Alemania) en el siglo XI, incluyendo puertas de bronce, pilas bautismales, lápidas funerarias y otros objetos de mobiliario litúrgico. También en el sur (siglo XI) y norte de Italia (siglo XII) se hicieron hermosas puertas fundidas en bronce, destacando notablemente las de San Zenón el Mayor de Verona
La pintura al fresco evolucionó durante el periodo carolingio. Entre los ejemplos conservados más antiguos de pintura mural prerrománica alemana destacan los de la iglesia abacial de San Jorge en Oberzel, en Reichneau; los de la capilla de San Silvestre en Goldbach, en la orilla alemana del lago Constanza; los de San Andrés, cerca de la antigua ciudad de Fulda, al noreste de Frankfurt. Sin embargo, el estilo de las pinturas murales que no se han conservado puede deducirse por los manuscritos miniados de la época. Estas obras continuaron en gran medida las tradiciones del arte paleocristiano y bizantino, pero incorporaron decoraciones muy complicadas, con motivos entrelazados de origen irlandés y zoomorfos germanos. Los ejemplos de pintura mural conservados incluyen motivos abstractos en los elementos arquitectónicos aislados, tales como columnas, y representaciones de escenas bíblicas y de las vidas de los santos en las grandes superficies murales. En estas composiciones, influidas por las pinturas y mosaicos orientales, las figuras son estilizadas y delicadas, ya que se concibieron como símbolos más que como representaciones naturalistas. De la extensa decoración mural realizada en otras zonas de la Europa occidental sólo se conservan algunos ejemplos, entre los que destacan los frescos, fechados en los siglos XI y XII, de las iglesias de San Juan de Poitiers y de Saint-Savin-sur-Gartempe, en la antigua provincia de Poitiers.
El periodo prerrománico produjo hermosos manuscritos miniados. En Lindisfarne (Holy Island, Inglaterra) apareció ya en el siglo VII una importante escuela de ilustradores de manuscritos. La labor de dicha escuela, ejemplificada por los Evangelios de Lindisfarne (finales del siglo VII, Museo Británico de Londres), se caracterizó por los dibujos geométricos entrelazados, a menudo completados con figuras humanas grotescas, pájaros y bestias que decoraban las letras capitales, los márgenes e incluso páginas enteras. Los manuscritos de estilo celta ejercieron una fuerte influencia en las escuelas románicas que aparecieron posteriormente en el resto de Europa. En los manuscritos carolingios, por ejemplo, los complicados motivos celtas están utilizados muchas veces en combinación con elementos y figuras decorativas clásicas, que derivan de los últimos manuscritos de la antigüedad. El salterio de Utrecht, hermoso ejemplo de este periodo, muestra una técnica e imaginación excepcionales (c. 830-835, Biblioteca Universitaria de Utrecht, Países Bajos). Después del periodo carolingio, con la llegada de la época otoniana, los entrelazos célticos se abandonaron y se fue incrementando la influencia bizantina. Las escuelas regionales de manuscritos miniados en el sur y el oeste de Europa desarrollaron sus propias características y estilos distintivos, como se puede ver por ejemplo en el Beatus Apocalypse o Comentario del Apocalipsis (Biblioteca Nacional de París), realizado a mediados del siglo XI en el monasterio de Saint-Sever, al sur de Francia. A principios del siglo XII la ilustración de manuscritos en el norte de Europa llegó a compartir las mismas características de la escultura coetánea. En Italia la influencia bizantina se mantuvo dominante tanto en la decoración miniada como en la pintura mural y los mosaicos.
El arte de la metalistería progresó enormemente durante los periodos prerrománico y románico. Se utilizó principalmente para elaborar objetos de uso litúrgico, así como para los atributos reales. Gran parte de la metalistería francesa se destruyó con el saqueo de las catedrales que tuvo lugar durante la Revolución Francesa, pero el resto de las catedrales europeas conservan todavía muchas de estas piezas. Entre las obras de estos periodos se incluyen trabajos de joyería y de plata labrada de origen celta. Los trabajos de los orfebres y las vajillas de plata germanas e italianas posteriores estuvieron influenciadas por la metalistería bizantina. Los notables esmaltes, sobre todo el esmalte alveolado y el esmalte campeado o excavado, se produjeron en las regiones de los ríos Mosela y Rin. Roger de Helmarshausen, un orfebre alemán famoso por sus fundiciones de bronce y el esmaltador flamenco Godofredo de Clarier fueron dos famosos artífices del siglo XII. En España hay que citar los frontales de San Miguel de Excelsis (Navarra), de exquisita policromía, el que se conserva en el Museo Arqueológico Provincial de Burgos y el de la catedral de Orense, de extraordinaria belleza.
El tapiz de Bayeux, realizado con la técnica del bordado, es el ejemplo mejor conocido del trabajo textil del siglo XI. Otra pieza importante de esta época es el Bordado del Génesis o Tapiz de la Creación en Gerona, realizado en punto de cadeneta con lanas de colores sobre un tejido de lino (véase Bordado). Los atuendos eclesiásticos y las cortinas de altar representan otros ejemplos conservados de telas románicas. Los tejidos más apreciados en Europa central no fueron los producidos por artesanos locales, sino los importados del Imperio bizantino, la España musulmana y Oriente Próximo.
Enciclopedia Microsoft ® Encarta ® 2005.

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