¿Cuán
cierta es la imagen popular del “artista pobre”?
Sitio web para esta imagen: ESCUELA DE DIBUJO Y PINTURA Víctor y Damián de Dios |
En 1664, cuando el escultor y arquitecto barroco
Giovanni Bernini viajó de Roma a París, lo hizo a todo lujo. Acompañado de uno
de sus hijos, cuatro sirvientes, dos ayudantes y una cocinera, realizó una
marcha digan de un mandatario, de ciudad en ciudad, acogido en todas partes por
lo dignatarios locales e invitado a las mansiones de la nobleza. Cuando se
acercaba a París, el primer ministro del rey Luis XIV le envió el mejor carruaje
de su hermano para que lo condujera a la ciudad, donde el rey lo recibió con
todos los honores. El genio artístico de Bernini le dio fama y fortuna.
Cualquier artista de éxito en la época de Bernini
podía esperar lo mejor de la vida. El más rico de todos quizá fue el pintor
Peter Paul Rubens, quien combinó su muy intensa carrera artística con una
lucrativa actividad secundaria como diplomático. Al final de su vida poseía una
espectacular mansión en Amberes, Bélgica, y un castillo en la campiña, además de
que dejó a sus herederos la suma de 400.000 florines, suficiente para comprar
cuatro casas solariegas. Además de rico, Rubens era todo un caballero. No podía
estar más lejos del estereotipo moderno del artista: el rebelde antisocial que
vive hundido en la pobreza.
Sin embargo, hay algo de cierto en dicho
estereotipo. Muchos artistas han sufrido épocas de miseria antes de alcanzar el
éxito, que muchas veces ha llegado después de la muerte. Vincent van Gogh fue
uno de ellos. Durante los últimos años de su vida, cuando pintó muchas de sus
mejores obras, no hubiera tenido dinero para óleos y lienzos si no lo hubiera
ayudado su hermano Theo. En vida, Van Gogh vendió sólo unos pocos cuadros, y se
suicidó en la desesperación y soledad en 1890. por supuesto, este gran pintor
jamás habría imaginado que el 11 de noviembre de 1987 su cuadro Lirios se vendería en la enorme suma de
53.900.000 dólares.
No sólo pintores en lo individual han tenido que
luchar por el reconocimiento. Algunos movimientos artísticos, hoy admirados,
tuvieron que enfrentar el rechazo. En 1874 un grupo de pintores, entre los que
estaba Pierre Auguste Renoir, exhibió sus trabajos por primera vez, y el mundo
artístico se mofó de su estilo. Transcurrieron años de rechazo antes de que
fueran apreciados y aclamados como impresionistas.
El éxito trae consigo riqueza extraordinaria para
algunos artistas. Se dice que si Pablo Picasso hubiera querido una casa, le
habría bastado pintarla en un cuadro: éste valdría más que la construcción.
¿Sabía usted qué...?, Readers Digest, 1990
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